La esencia mediterránea de esta vivienda se refleja en la combinación de tonos blancos, muros de piedra caliza y madera en los acabados interiores. El equilibrio entre estos materiales define un espacio cálido y atemporal.
En el interior, el suelo se convierte en una gran alfombra de madera. El formato XL de Finsa en roble de gran tamaño, con mínimas juntas y resistencia al agua, permite extender la madera a todas las estancias sin interrupciones.
La cocina, diseñada en L, aprovecha al máximo la altura interior de 2,70 m con módulos que llegan hasta el techo, combinando madera y blanco para generar amplitud y maximizar el almacenamiento. En el centro, la isla funciona como punto de encuentro, mientras que una zona de torres alberga el desayunador, un espacio pensado para ocultar pequeños electrodomésticos y mantener el orden con solo cerrar sus puertas.
La misma madera utilizada en la cocina se traslada al mueble del salón, una pieza que integra la televisión y la chimenea, creando un nexo visual entre ambos espacios y manteniendo la coherencia en el diseño.
El dormitorio principal, en suite, cuenta con un baño interior que incluye una zona de ducha, una bañera exenta y un vestidor en L resuelto con puertas de suelo a techo, optimizando el almacenamiento y la continuidad del conjunto.